ESPAÑA MANTENE EL MISMO NIVEL DE CONVERGENCIA REAL CON LOS QUINCE QUE HACE 22 AÑOS
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España no ha avanzado nada en convergencia real con los Quince países de la Unión Europea desde el año 1975, cuando la renta per capita se situó en un 78 por cien de la media comunitaria, hasta la actualidad.
Ese nivel de convergencia ha sido casi igualado, pero no superado, en dos periodos de bonanza económica que culminaron los años 1991 y 1997, según un estudio titulado "España en la Unión Montaria. Una aproximación a sus costes y beneficios", realizado por Enrique Alberola Ila, un experto del Servicio de Estudios del Banco de España.
El estudio, al que tuvo acceso Servimedia, destaca "las dificultades de traspasar un determinado umbral (situado alrededor del 75-80 por ciento del PIB per capita comunitario), que se alcanzó por primera vez en el periodo previo a la crisis del petróleo".
Naturalmente, eso no significa que el nivel de vida de España no se haya elevado desde entonces, quelo ha hecho muy sustancialmente, sino que no ha mejorado en mayor medida que el resto de los países de la UE, por lo que su posiicón relativa se mantiene estancada.
LOS RIESGOS DEL EURO
Esta investigación, que acaba de ser publicado por el Servicio de Estudios del Banco de España, considera que el euro abre nuevas oportunidades de crecimiento para España, pero advierte que sólo será así si hay un grado suficiente de flexibilidad de precios y salarios, y si se realiza un esfuerzo para corregir el retaso tecnológico, de infraestructuras y de formación.
A su juicio, aunque cabe esperar ventajas del euro, "no se debe llegar, sin embargo, a la conclusión de que la desaparición del tipo de cambio y la pérdida de autonomía fiscal son inocuas en las circunstancias actuales. Las rigideces que afectan a los mecanismos de formación de precios y salarios en nuestro país podrían generar, si perduran, diferenciales de inflación y pérdidas de competitividad".
Subraya, asimismo, que "ni los recursos de captal humano, ni la dotación en infraestructuras, ni, sobre todo, la dotación de capital tecnológico sitúan a España en el núcleo de las economías europeas. No se puede descartar, por tanto, el peligro de que nuestro país quede aislado de los procesos de difusión tecnológica más avanzados, dando lugar a una especialización en productos de bajo contenido tecnológico, que puede consolidarse en el tiempo".
Añade que "la situación geográfica de nuestro país no es especialmente favorable, y la dotación de inraestructuras -relativamente inferior a la de los países centrales europeos- no permite compensar la mayor distancia que nos separa de los mismos. Aun así, podemos diferenciar entre áreas más o menos dinámicas dentro de España y, por lo tanto, inferir que el impacto de la Unión Monetaria será desigual entre regiones, sin que sea totalmente descartable que el efecto global sobre alguna de ellas pueda ser negativo".
ROMPER TRABAS
En opinión del autor, "de todo ello se infiere la necesidad de instrumenar con prontidud políticas económicas encaminadas a superar las trabas estructurales, para que el ajuste a la nueva situación sea armónico, y a intensificar el esfuerzo inversor para acortar distancias con Europa en términos de dotación de capital humano, tecnológico y de infraestructuras. Cuanto más decidido sea este esfuerzo de adaptación, tanto más favorables serán las perspectivas de España dentro de la Unión Monetaria".
El estudio destaca que "el beneficio inequívoco de la Unión Monetaria es que ervirá para instaurar un marco de mayor estabilidad macroeconómica", lo que contribuirá a moderar "los desequilibrios que tradicionalmente han acompañado a los periodos de expansión económica" y facilitará "una senda de crecimiento más sostenible en el largo plazo".
(SERVIMEDIA)
14 Jun 1998
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