Esta consultora elaboró entre el 90 y el 91 una investigación sobre las características que deberían tener los museos para la infancia en España por encargo de la Dirección General de Protección Jurídica de Menor, del Ministerio de Asuntos Sociales, estudio que aún no ha sido publicado.

El éxito que tienen en determinadas fechas iniciativas como Juvenalia o los Parques Infantiles de Navidad demuestra que existe una demanda durante todo el año de entretenimiento infantil que sólo es satisfecha, como ocurre ahora, durante un corto período de tiempo.

La idea puede tener distintos desarrollos, explicó Moro. "Puede ser un museo o centro estatal al estilo de La Villette de Paris, tener ámbito autonómicomunicipal".

Según el estudio, un museo para niños debería ser interactivo, es decir, que los objetos no sólo se miraran, sino que pudieran tocarse y experimentar directamente con ellos; dinámico, con una continua renovación de sus formas y contenidos, y divertido.

En Estados Unidos hay más de 300 centros de este tipo, pero en Europa apenas están desarrollados. En nuestro país sólo tenemos, en el Museo de la Ciencia de Barcelona, una sección dedicada a los pequeños, el "Clik dels Nens", pero a pear de su éxito no es comparable a los museos norteamericanos porque en éste prima el eje temático (ciencia y técnica), mientras que en los de Estados Unidos "no importa tanto el tema central o la temática cuanto la filosofía, es decir, pueden desarrollar cualquier tema desde esas líneas-eje", explicó Sánchez Moro.

En el caso de Barcelona, financiado por la Fundación Caixa, el museo cuenta con módulos interactivos en torno a cuatro grandes campos: el cuerpo, la materia, el movimiento y la comunicación,a través de los que se estimula a los niños a entrar en el mundo de la ciencia y a experimentar con el agua, el viento, las burbujas de jabón, los imanes, los espejos y las lentes...

El GEIS ha realizado gestiones con la sociedad Cartuja 93, que gestiona lo que fue sede de la Exposición Universal de Sevilla, y algún ayuntamiento para crear un centro de estas características, pero falta apoyo económico. Carmen Sánchez cree que la idea debería tener una "tutela pública", pero sin excluir a posibles patrcinadores privados.