Energía
España es el tercer país de la UE que menos ha bajado la energía fósil en la última década
- Y el segundo que más tardó en llegar al máximo histórico, según Eurostat
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España se ha convertido en el tercer país de la UE que menos ha reducido su dependencia de los combustibles fósiles para el suministro energético total durante la última década y el segundo que más tarde ha alcanzado su máximo nacional.
Así figura en los datos de Eurostat sobre la proporción de combustibles fósiles (carbón, gas natural, petróleo crudo y productos del petróleo, turba y productos de turba, esquisto bituminoso y arenas bituminosas y desechos municipales e industriales no renovables) en la energía bruta disponible, que es la cantidad necesaria para satisfacer las demandas energéticas de todas las actividades en un país o una región.
La energía bruta disponible también incluye la transformación de energía (incluida la generación de electricidad a partir de combustibles), las pérdidas por distribución y el uso de productos de combustibles fósiles para fines no energéticos (por ejemplo, en la industria química), así como los combustibles fósiles utilizados para el transporte, incluido el comprado dentro del país que se utiliza en otros lugares (por ejemplo, aviación internacional, búnkeres marítimos internacionales y, en el caso del transporte por carretera, el 'turismo de combustible').
DÉCADA
Los datos de Eurostat, analizados por Servimedia, indican que los combustibles fósiles representaron el 74,08% de la energía bruta disponible en España en 2022 y aglutinaron el 75,06% en 2013. Por tanto, en la última década se produjo una reducción de 0,98 puntos porcentuales.
Solamente dos países de la UE tienen tasas menores de disminución de la dependencia energética bruta de origen fósil en el último decenio: Hungría, con un incremento de 1,02 puntos porcentuales (del 66,55% en 2013 al 67,57% en 2022), y Francia, con 0,14 puntos más (de 50,92% a 51,06%).
Además, España es el segundo Estado comunitario que más tardó en llegar al máximo histórico de energía bruta disponible procedente de combustibles fósiles, con el 84,83% en 2005, únicamente por detrás de Lituania (74,62% en 2010). Luxemburgo lo hizo en 2004 (92,77%), Hungría y Suecia en 2003 (83,34% y 40,82%, respectivamente) y Malta en 2001 (100%). Por el contrario, Bulgaria, Croacia, Chequia, Eslovaquia, Estonia, Francia, Italia, Letonia y Rumanía llegaron a su pico en 1990.
Por otro lado, España ha ido alternando ascensos con descensos en la dependencia energética bruta procedente de combustibles fósiles desde 1990, año en que comienza la serie histórica de Eurostat. En 2005 se produjo el máximo histórico (84,83%) y en 2020, el mínimo (70,77%).
2022 EXCEPCIONAL
Por otro lado, los combustibles fósiles representaron el 70,86% de la energía bruta disponible en la UE en 2022, lo que supone 8,70 puntos porcentuales menos desde 1990 debido al auge de las energías renovables. En siete ocasiones hubo incrementos interanuales comunitarios en 33 años de registro histórico: en 1995, 1998, 2015, 2016, 2017, 2021 y 2022.
En 2022, Malta fue el país de la UE más dependiente de los combustibles fósiles para su energía bruta disponible (96,12%), por delante de Chipre (89,29%), Países Bajos (87,58%), Irlanda (87,36%), Polonia (87,11%) y Grecia (83,37%). La mayoría de los demás Estados comunitarios tenían cuotas del 60% al 80%, como España, en la décima posición con el 74,08%. Solo Suecia (30,32%) y Finlandia (38,33%) tenían cuotas inferiores al 50%.
Las mayores disminuciones en 2022 respecto al año anterior se produjeron en Letonia (-3,7 puntos porcentuales), Eslovaquia (-2,1) y Hungría (-1,9). En cambio, los principales aumentos estuvieron en Estonia (4,2 puntos más), Francia (2,9) y Bulgaria (2,8).
2022 fue excepcional desde el punto de vista energético. Al ser el primer año completo tras el levantamiento de las restricciones de movilidad relacionadas con la pandemia de la covid- 19, también estuvo marcado por la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero y los aumentos de precios de varios productos básicos energéticos. Además, se constató una disminución de la producción de energía nuclear.
Por otro lado, el mínimo histórico de dependencia energética de los combustibles fósiles en la UE llegó con el estallido de la pandemia de la covid-19 en 2020, con el 69,75%, en tanto que el máximo se produjo en 1990, con el 82,37% del total de la energía bruta disponible. Por tanto, la UE aún depende en gran medida de los combustibles fósiles para el suministro energético nacional general.
Desde que empezó este siglo, los mayores descensos de la dependencia energética de los combustibles fósiles se han producido en Dinamarca (31,83 puntos porcentuales menos entre 2001 y 2022), Finlandia (-19,80) y Estonia (-17,65). Todos los países experimentaron caídas, salvo Lituania (6,31 puntos más).
(SERVIMEDIA)
04 Feb 2024
MGR/mjg