Esa cifra supone más que duplicar la cantidad que España tiene previsto destinar en 2007, que alcanza los 4.274 millones de euros en ayuda y que supone el 0,42% de la renta nacional.

El otro compromiso del Ejecutivo socialista es destinar el 0,5% de la renta a ayuda al desarrollo en 2008, un objetivo que hará que España se adelante en dos años a la meta marcada por la Unión Europea de llegar a ese 0,5% en 2010.

El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha dado cuenta de los proyectos realizados en materia de Cooperación y Ayuda al Desarrollo en el año 2005, en el que se ha logrado un porcentaje de ejecución del 94,2%, frente al 85,9% de grado de cumplimiento que se registró en 2004 y del 83,5% referido a 2003.

En ese año 2005 España destinó a Ayuda al Desarrollo 2.428 millones de euros, una cantidad que llega a los 3.235 en 2006 y que supera los 4.274 en la previsión para 2007. Pero lo más importante de ese aumento, según explicó la directora general de Planificación y Evaluación de Políticas de Desarrollo, Milagros Hernando, no es tanto la cantidad de la ayuda sino la mejora sustancial de la calidad de la misma.

DONACIONES FRENTE A CRÉDITOS

En este sentido, Hernando destacó que en la actualidad la ayuda está orientada al objetivo concreto de lucha contra la pobreza, apuesta por las donaciones más que por los créditos y centra sus proyectos en la atención a servicios sociales básicos.

Además, tiende a ser más equilibrada en cuanto a las áreas a las que va destinada (40% a América Latina; 20% al Mediterráneo, y 31,6% a África subsahariana) y apuesta abiertamente por la ayuda multilateral.

Según los datos de 2005, el 96% del total de la ayuda fueron donaciones frente a tan sólo un 4% que se realizó en forma de créditos. "Hoy se apuesta decididamente por el componente donación y se consigue la proporción más alta de la historia de la cooperación española", aseveró Hernando.

Las líneas de trabajo marcadas por la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional se mantienen en ese mismo propósito de seguir apostando por las donaciones; mantener el apoyo a los países menos adelantados (PMA) y centrar la atención en los servicios sociales básicos y en los grupos más vulnerables de esas poblaciones.

Todo ello, resumió la directora general de Planificación, para seguir manteniendo el reto por la calidad de la ayuda y por ofrecer una ayuda más planificada, más programada y evaluada, que vaya acompañada de una mejora de los organismos institucionales que la llevan a cabo.

Para ello, concluyó, será necesaria la reforma de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) y, sobre todo, que el consenso siga presidiendo todas las acciones llevadas a cabo. "Que la cooperación española sea una política pública que surje del consenso".