Durante su viaje oficial a Haití, Fernández de la Vega visitó uno de los centros que las Hermanas tiene en el país situado en el centro de Cité du Soleil, uno de los rincones más pobres del planeta teniendo en cuenta que Haití es el país más pobre de América Latina y está situado entre los 29 más míseros del mundo.

Son los propios habitantes de Cité du Soleil los que dicen que el centro Rosalía Rendí es un oasis y así se lo traslado a la vicepresidenta española sor Pilar, la madre superiora del centro, rodeada por muchos de los 1.200 niños a los que cada día prestan educación, asistencia sanitaria, desayuno y comida.

De forma especial, atienden a los niños desnutridos y también a sus madres a las que prestan formación y asistencia sanitaria para frenar las altas tasas de tuberculosis y sida además de la mortalidad en el parto.

Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl tienen otros centros en Haití pero aspiran a poder ampliar el que hoy visitó la vicepresidenta, el Centro de Salud Materno Infantil Rosalía Rendí.

Fernández de la Vega anunció, por ello, la aprobación del proyecto que las hermanas presentaron para acceder a una segunda subvención de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo y les aseguró además que la ampliación del Centro se aprobará en cuanto sea evaluado su coste.

Junto a las hermanas, la vicepresidenta recorrió las instalaciones donde cada día los niños reciben formación y alimento y donde sus madres aprenden a alimentarlos y también a coser y hacer otras labores y, sobre todo, a defender su autoestima en un país donde las mujeres son doblemente castigadas.

A la pobreza y a la miseria que ha asolado el país durante los últimos años hasta eliminar casi por completo las más básicas estructuras institucionales se unen las agresiones sexuales. No hay estadísticas oficiales, pero los cooperantes creen que alrededor del 75% de las mujeres de Puerto Príncipe han sido violadas al menos una vez.

Los niños atendidos por las Hermanas de la Caridad son como todos los demás que viven en Puerto Príncipe, pero sus miradas reflejan más esperanza, menos resentimiento hacia su entorno y dejan ver una amplia sonrisa cuando cantan y bailan para agradecer a la vicepresidenta la cooperación española.

Viven en Cité du Soleil, entre la miseria que azota a todo Puerto Príncipe, pero el cariño con el que sor Pilar y las demás hermanas les dan el desayuno cada mañana y los colores de su parque de juegos infantil les permiten alejarse incluso miles de kilómetros de la miseria que les rodea.

La vicepresidenta visitó el centro en sábado pero a pesar de ello madres y niños estaban en el centro para ver a la delegación española y también para recoger las raciones de comida que las hermanas les habían preparado para todo el fin de semana hasta que vuelvan el lunes al centro.

Ellas son muy pocas, 33 en todo Haití, ocho en este centro, pero han conseguido aunque con muchas dificultades hacerse respetar por todos, incluso por quienes han conducido a Haití a la situación en la que su labor es imprescindible.

La delegación española, decía la vicepresidenta, vuelve "con el corazón emocionado". Las hermanas reconocían estar muy esperanzadas con la aprobación de este nuevo proyecto. "No se perderá ni un euro", decía sor Pilar juntando las manos y cerrando los ojos.