Este ahorro se ha repartido de forma muy desigual entre empresas, administración pública y familias. Entre 1998 y 2001, las empresas se ahorraron 10.600 millones de euros, al disponer de créditos más baratos, y las administraciones otros 19.800 millones por el abaratamiento de la deuda pública.

Sin embargo, las familias españolas perdieron, en conjunto,9.500 millones de euros (1,58 billones de pesetas), diferencia entre lo que dejaron de ingresar como intereses de sus activos financieros y lo que se ahorraron en intereses por los préstamos, debido a que es más elevado el importe global de sus ahorros que el de sus deudas.

Así, a pesar de que se han ahorrado 20.600 millones de euros en pago de intereses (3,4 billones de pesetas), han dejado de ingresar 30.100 millones de euros (5 billones de pesetas) que les hubieran reportado los intereses que recibn por sus ahorros, que también han bajado por el efecto del euro, de acuerdo con las estimaciones del Servicio de Estudios de La Caixa.

Lo contrario sucede con las empresas y, sobre todo, con el propio Estado. Así, las empresas dejaron de pagar 20.900 millones de euros en intereses por sus préstamos y no ingresaron 10.300 millones por la rentabilidad de su dinero, lo que les supone un saldo favorable de 10.600 millones de euros (1,7 billones de pesetas).

En cuanto al Estado, resultó el más benefiiado puesto que se ahorró 22.200 millones de euros (3,6 billones de pesetas) en el pago de intereses por la deuda pública, mientras que sólo dejó de ingresar 2.500 millones de euros por rentabilidad de sus activos. La diferencia favorable es de 19.800 millones de euros, es decir, 3,2 billones de pesetas.

Con estos datos, el informe de La Caixa aplaude el efecto del euro sobre los tipos, ya que ha supuesto el "relanzamiento de la inversión empresarial", lo que ha derivado en creación de empleo. en más asto de consumo de las propias familias y, por ello, en más crecimiento y prosperidad económica.

Los expertos de esta entidad bancaria consideran que los años desde que se decidió la puesta en marcha del euro hasta su llegada real a los bolsillos de los europeos, a principios de 2002, han constituido "una etapa brillante" de la economía española. Sin embargo, alertan de que "el desafío empieza ahora, cuando la marea inicial se ha retraído y quedan al descubierto las auténticas fortalezas y debilidadesde cada uno".