Fuentes de la formación independentista reconocieron el malestar que ha producido en sus filas la precipitación en la firma del acuerdo con CiU, que no esperaban tan pronto, aunque aseguraron que "se veía venir" que el Ejecutivo central iba a reproducir el modelo negociador que ya aplicó en Cataluña.

Ese patrón negociador daba preminencia a CiU, que tiene mayor número de representantes en el Parlament que las otras dos formaciones nacionalistas integradas en el tripartito catalán.

ERC entiende que este acuerdo contribuirá a consolidar las buenas relaciones entre el PSOE y CiU y vaticina una colaboración "más visible" entre ambos en el Congreso. Incluso algunos miembros destacados de la dirección de Esquerra manifiestan cierta inquietud ante la posibilidad de que los convergentes se conviertan en socios privilegiados del Ejecutivo.

A su juicio, el acuerdo entre el presidente del Gobierno y el líder de CiU, Artur Más, es un "balón de oxígeno" para la formación nacionalista que, de concretarse en los próximos meses, reduciría la capacidad negociadora de ERC en Madrid.

En todo caso, fuentes de la formación independentista advirtieron de que la política del PSOE en Cataluña está contribuyendo a la emergencia de las tesis catalanistas. Tanto es así que hace un año las dos formaciones de raigambre nacionalista o independentista no eran mayoría, mientras que las encuestas indican ahora que juntas serían una opción mayoritaria.

Además, desde ERC advierten que a los socialistas "les va bien" dar la sensación de que sus socios más radicales ven con reticencias el acuerdo sobre la reforma del Estatuto, porque eso respaldaría la idea de que el texto final es más moderado de lo que hubiesen deseado los independentistas.

La situación más complicada es, a su juicio, la del PSC que deberá explicar a su electorado el nuevo escenario de colaboración del PSOE con CiU y su papel de "sucursal" de la estructura federal del Partido Socialista en Cataluña.