En esta iniciativa parlamentaria ERC también propone recortar el presupuesto del Ministerio de Defensa destinado a tales fines y dedicarlos a partidas presupuestarias de políticas sociales. Este partido expone su “descontento” frente a la “inmoral” cantidad de recursos económicos destinados a los desfiles militares, que “ha ido en aumento durante los últimos años”.

Según ERC, siendo “el coste medio anual” de la festividad del 12 de octubre de unos 600.000 euros, en 2019 el Ministerio de Defensa se gastó 912.536 euros en el desfile, bajo el pretexto del traslado a España de militares extranjeros procedentes del Líbano, Senegal, Mauritania y Malí como invitados al desfile.

Por lo tanto, tras el parón de 2020, y el desfile con restricciones de 2021, “supuestamente austero, aunque con un coste de 636.612,76 euros”, ERC considera “inevitable” mostrar “preocupación” por el derroche de dinero público que este año pueda ejecutar el Ministerio de Defensa de Margarita Robles.

Además, afea que no es únicamente en la celebración del “Día de la Hispanidad” donde se exhiben unidades militares pertenecientes al Estado, sino que cada 30 de mayo se celebra el Día de las Fuerzas Armadas con un acto central en alguna ciudad de España, donde se realiza un desfile militar.

“A pesar de la opacidad y la dificultad para poder cifrar con exactitud el gasto de los últimos años, el derroche en el Día de las Fuerzas Armadas aumenta anualmente desde 2017”, denuncia ERC, al tiempo que apunta que, además del “desorbitado” gasto que implican los desfiles y las exhibiciones militares de los citados días, “también se ha de cuestionar el trasfondo ideológico que las reviste”.

Para el partido de Oriol Junqueras, celebrar la Fiesta Nacional de España el 12 de octubre “enaltece el inicio de la colonización española, que es sin duda una de las épocas que podría ser considerada como la más oscura del Estado Español”.

Por ello, ERC cree que “es momento de dejar atrás el mito de la colonización española como un proceso civilizatorio y de encuentro de dos mundos idílico, sin reconocer el genocidio, las violaciones, la esclavización o la evangelización forzada, crímenes de lesa humanidad que nunca han sido reparados y que invisibilizan la violencia histórica y actual contra los pueblos nativos y sus culturas, así como el racismo institucional y cotidiano que padecen”.