Con motivo de la celebración el 24 de marzo del Día Mundial de la Tuberculosis, la SEE y la fuiTB recordaron que a nivel mundial, en 2022 enfermaron de esta enfermedad 10,6 millones de personas y murieron 1,3 millones, lo que duplica la mortalidad ocasionada por VIH/SIDA, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Por lo tanto, la tasa de incidencia aumentó un 3,9% entre 2020 y 2022, modificando la tendencia descendente de alrededor del 2% anual durante la mayor parte de las últimas dos décadas.

A nivel de la Región europea de la OMS, los patrones y tendencias epidémicas varían ampliamente: por una parte, se alcanzó un nivel de incidencia de menos de 10 casos por cada 100.000 habitantes en los países de la Unión Europea y el Espacio Económico Europeo, mientras que esta Región todavía tiene nueve de los 30 países con la mayor carga de tuberculosis (TB) multirresistente del mundo.

De hecho, los países de la Europa occidental con mayor incidencia fueron Portugal (16 casos por cada 100.000 habitantes), España (8,2/100.000) y Bélgica (8,1/100.000).

CASOS EN ESPAÑA

En España, tras el descenso en la incidencia durante los dos primeros años de la pandemia, en 2022 la tasa de notificación fue de 7,83 por 100.000 habitantes (3.716 casos).

Esta cifra supone un aumento del 1,83% con respecto a 2021 (3.641 casos y tasa de 7,69/100.000 habitantes). Este cambio en la tendencia refleja el primer aumento en la tasa desde 2012 y afecta también a niños menores de 15 años.

Las comunidades autónomas que presentaron mayor incidencia en 2022 fueron: Cataluña (12,70), Galicia (11,67) y País Vasco (10,98). En el cuartil de menor incidencia se situaron: Extremadura (2,56), Castilla La Mancha (4,29), Andalucía (5,46) y Asturias (5,47).

Sin embargo, según señalaron desde la SEE, aún no se dispone de datos publicados sobre el año 2023, pero “sería importante contar con ellos lo antes posible para completar y profundizar en el análisis de la situación”.

FIN A LA TB

La Estrategia Fin a la TB de la OMS, iniciada en 2015, tiene como objetivos disminuir la incidencia el 50% en el 2025, el 80% en el 2030 y el 90% en el 2035. Este plan se basa en tres pilares fundamentales.

El primero enfocado a la detección temprana, tratamiento y prevención para todos los pacientes de TB, niños incluidos. El segundo se basa en políticas y sistemas audaces, ya que es necesario acelerar la cobertura sanitaria universal y tener una Atención Primaria sólida y sostenible.

El tercer pilar se dirige a la intensificación de la investigación y la innovación, que son esenciales para alcanzar los hitos para 2030 y 2035.

Desde la SEE subrayaron que “estos objetivos no son fáciles, pero son necesarios y son posibles de conseguir cuando se consideran una necesidad de país y se convierten en prioridad de Gobierno”.