Los hechos ocurrieron en el Hospital Clínico de Valladolid, donde Sardón Redondo tenía previsto someterse a una operacón durante la que iba a extirpársele el apéndice, para lo que había sido trasladado en camilla desde su habitación hasta el quirófano.

Una vez allí, según el relato el propio enfermo, la anestesista se encaró con el cirujano por no haberle advertido de que el enfermo sufría de asma, con lo que la aplicación de la anestesia podía conllevar peligro.

El enfrentameinto entre ambos profesionales subió de tono hasta que el paciente, perdida la paciencia y alarmado por lo que estaba escuchando, abandonóel quirófano, negándose a ser operado.

Sardón Redondo afirmó que la anestesista se dirigio a él muy acalorada para decirle: "Usted sufre de asma y la anestesia le puede hacer entrar en un coma profundo".

"Cuando los ánimos se alteran", señaló Sardón Redondo, "yo no me opero, porque no se puede estar en un quirófano de esta forma. Pedí que me llamaran a un celador, subí a mi habitación, cogí mis bártulos y para mi casa".