Las actuaciones son de dos tipos: por un lado, la tala y poda selectiva de la vegetación próxima a las instalaciones y a las líneas eléctricas -debe haber una distancia de seguridad mínima de seis metros entre los cables y las ramas-, así como la apertura de pasillos de seguridad.

Por otro, la realización de revisiones termográficas, que consisten en sobrevolar las líneas eléctricas con un helicóptero dotado de una cámara de rayos infrarrojos para registrar el cable y detectar si hay algún punto caliente no visible en el ojo humano susceptible de originar un incidente en un futuro.

Además, Endesa ha convertido líneas de baja tensión convencionales a cable trenzado, sustituido torres y palos de luz, cambiado aisladores y pararrayos, y renovado cables de media tensión.