Con esta cifra, las bonificaciones de cuotas empresariales para fomentar el empleo se han triplicado en los últimos cinco años, al pasar de 186.000 millones en 1998 a los 310.000 de 2002.

Estas ayudas se centran en la contratación de colectivos con mayores problemas para encontrar empleo, tales como parados de larga duración, mayoes de 45 años, mujeres, discapacitados y trabajadores con contrato de formación.

Con este dinero que la Seguridad Social reinvierte en generación de empleo, las cotizaciones de trabajadores y empresarios ha disminuido su peso como ingresos en relación con el Producto Interior Bruto (PIB).

Según los Presupuestos Generales del Estado para el 2002, los ingresos procedentes de cotizaciones sociales equivaldrán al 9,8% del PIB, frente al 10% que suponían en 2000.