Según informó hoy Aseval, estas organizaciones clandestinas utilizan furgonetas propias o alquiladas para prestar un servicio ilegal de taxi a los turistas procedentes de su país.

"La facilidad para comunicarse es la principal baza de los conductores ilegales", afirma la asociación en una nota. "Atrapan a sus compatriotas y les cobran precios abusivos por excursiones a Madrid, Toledo, Segovia o San Lorenzo del Escorial".

El presidente de Aseval, Carlos Jiménez, ha solicitado ayuda a dichos ayuntamientos para luchar contra este negocio ilegal. En cartas remitidas a las administraciones locales, Jiménez pide mayor control de las autoridades policiales sobre las furgonetas sospechosas.

En la mayoría de los casos, según Aseval, los transportistas piratas de viajeros logran burlar los controles de la Guardia Civil fingiendo que se limitan a dar paseos turísticos a familiares.

"Esta práctica supone una competencia feroz y desleal contra las empresas de alquiler de vehículos con conductor que tienen su correspondiente autorización de transporte", indica Jiménez.

Las empresas de Aseval temen que se repitan los acontecimientos de los años 70, cuando bandas parecidas comenzaron a actuar en Barajas.