Los portavoces de los empresarios eléctricos consultados por Servimedia aseguran que estos resultados del 92 no son buenos, y que la decisión del Gobierno de no repercutir parte de esta caída de la demanda en las tarifas de 1993 le va a costar al sector 45.000 millones de pesetas.

Esta es la cantidad que, según Unesa, han ingresado de menos las empresas eléctricas respecto de la facturació prevista para todo 1992, ya que las estimaciones del Ejecutivo apuntaban a un incremento de la demanda del 3,6 por cien, que equivalen a unas ventas de 1,7 billones de pesetas, y en realidad se ha quedado en el 0,4 por cien.

Unesa justificaba su petición en el actual ordenamiento legal del sector eléctrico, el denominado Marco Legal Estable, que deja la puerta abierta a una posible repercusión en tarifas de los "errores de cálculo" en los que pudiera incurrir el Gobierno al estimar las variaciones deconsumo del año siguiente".

En el Ministerio de Industria, las razones expuestas para no atender esta demenda de las empresas se centran en que 1993 será un año de ajustes, tanto para el sector público como para las familias, y no es posible repercutir en las tarifas, de fuerte efecto inflacionista, unas peticiones que superarían con creces las previsiones de subida del IPC.

LOS ORIGENES

Los empresarios eléctricos señalan en su informe que entre los factores que han determinado este escaso incrmento del consumo de energía figura el descenso del 0,9 por cien registrado en el sector industrial de alta tensión y el ligero crecimiento del 1,9 que tuvo la demanda doméstica.

Estos factores dejan ver claramente el alcance de la recesión económica, con unas empresas que sujetan sus costes y limitan sus producciones para hacer frente a la crisis, y unas familias que recortan su consumo de luz de acuerdo con sus rentas.

Otro factor que alteró los resultados de las eléctricas en 1992 fue la extrardinaria sequía vivida en España durante 1992, y cuya magnitud los expertos aseguran que no se producía desde comienzos de siglo.

Esa climatología no afectó a la producción, porque la luz que se dejó de producir por falta de agua se cubrió con otros sistemas de generación como las centrales térmicas clásicas, pero sí a los resultados de las empresas, ya que producir con centrales que no estaban previstas es más caro.

EL COSTE DE LA SEQUIA

Concretamente, el balance del año 92 que hace Unesa cifr en 48.000 millones de pesetas el sobrecoste que tendrán que afrontar las empresas por la baja hidraulicidad, factor que hizo caer la producción de luz con agua un 30,9 por cien respecto a los niveles alcanzados en 1991.

El pasado año, la producción hidráulica fue de 19.550 millones de kilowatios por hora (Kwh), frente a los 28.293 millones de Kwh que se registraon en 1991, a pesar de que el año pasado acabó con unas reservas aptas para la generación al 42,5 por cien de su capacidad, doce puntos más qe al año 91.

Unesa explica que esta aparente contradicción se debe a que la ley autoriza a la administración a disponer de los recursos de las empresas para otros fines ajenos a la producción en casos de alto interés general, como la fuerte carestía de agua para el consumo que se produjo en los meses centrales de 1992.

Por su parte, la producción termoeléctrica clásica alcanzó el 52 por cien de la electricidad total generada en España durante 1992 (81.540 millones de Kwh), mientras que las centraes nucleares arrojaron 55.730 millones de Kwh, el 35,5 por cien de la energía producida por el sector.

En total, la producción eléctrica nacional alcanzó los 156.820 millones de Kwh, fruto del aprovechamiento de un parque generador que concluyó el ejercicio con una potencia instalada de 45.381 megawatios (Mw), 175 megawatios más que en 1991.