En un colegio de Carabanchel, uno de los vocales se pidió un café que colocó encima de una de las urnas, con tan mala suerte que uno de los votantes lo tiró sobrela caja, empapando las papeletas que ya había dentro, por lo que muchos de los electores protestaron por miedo a que la tinta con que había marcado su voto se corriera.

El presidente de mesa llamó a la JEPM para preguntar qué podía hacer y sugerir si sacaba la urna al patio para que se secara. Otras de las soluciones que propusieron con la consiguiente negativa de la Junta fue sacar los sobres para limpiar la urna y reintroducirlas de nuevo.

Finalmente, dicha mesa tuvo que continuar la votación pse al estado de la urna, según ordenó la JEPM, que ha recibido llamadas de protesta pidiendo la retirada de la propaganda electoral.

En otro colegio, una señora que iba en silla de ruedas y no podía llegar hasta la mesa electoral, por lo que un apoderado de un partido político se ofreció para introducirle los sobres en las cajas, extremo que le prohibió la JEPM, explicándole que o bien lo hacía una familiar de la votante, o bien se le acercaban a ésta las urnas.

En un Colegio de San Blas el bedelno pudo abrir el colegio porque anoche tuvo un accidente, por lo que el hijo tuvo que hacerse cargo de las funciones de dicho encargado. Además, en un colegio de Arganzuela una señora trató de ejercer su derecho al voto con un bonobús y una fotografía.