ELECCIONES 93. EL PSOE Y EL PP LLEGAN A LAS URNAS CON LA DOBLE INCERTIDUMBRE DEL 6-J Y LOS PACTOS POSTELECTORALES

MADRID
SERVIMEDIA

La campaña electoral concluye hoy en meio de una incertidumbre que, muy probablemente, no quedará despejada tras conocerse los resultados del 6 de junio, ya que será preciso esperar al veredicto final que resulte del juego de las alianzas partidistas.

El partido ganador contará con la ventaja de la iniciativa a la hora de formar gobierno, pero el apretado resultado que se prevé hace posible que el segundo, tanto si es el PSOE como el PP, tenga más posibilidades de alcanzar la "mayoría suficiente" a la que reiteradamente ha apelado José Mara Aznar.

Los dos partidos nacionalistas con posibilidades de entrar en los pactos, PNV y Convergència i Unió, han mantenido una postura lo bastante equilibrada como para hacer posible el pacto con cualquiera de las dos grandes formaciones de ámbito estatal.

Por su parte, Izquierda Unida ha dejado claro que utilizará sus escaños para impedir el acceso del PP al gobierno, pero que condicionará el apoyo al PSOE a un acuerdo de "programa", estribillo favorito de su líder, Julio Anguita.

Precisamnte, Anguita no podrá votar el 6 de junio, como consecuencia del infarto que le tiene postrado en la cama desde el 28 de mayo en el Hospital Clínico de Barcelona, pero no parece que eso vaya a suponer un mayor peso del ala renovadora, más proclive a pactar con los socialistas.

LAS NOVEDADES DE LA CAMPAÑA

Los rasgos más novedosos de la campaña fueron el "fichaje" socialista del juez Garzón, los dos "cara a cara" que enfrentaron a González y Aznar, la "tromba" de malos resultados económicos del "jueve negro", el infarto de Julio Anguita y el pronunciamiento explícito de los "ricos y famosos" en favor de una u otra opción.

La entrada de Garzón como "número dos" del PSOE en las listas por Madrid, sólo precedido por Felipe González, fue presentada por éste como una clara señal tanto a la sociedad como a su propio partido de que está decidido a impulsar una renovación que acabe con la imagen de corrupción ligada al poder.

El PP intentó minar esa estrategia, eligiendo a Garzón como blanco de sus aaques, incluso con preferencia sobre su tradicional "bestia negra", Alfonso Guerra, y convirtiendo la corrupción, y particularmente el "caso Filesa", en centro de su campaña, junto con el paro y el despilfarro administrativo.

Eso no impidió que los populares encontraran su propia cruz en casa, cuando el presidente cántabro, Juan Hormaechea, procesado por un supuesto delito de malversación, decidió presentarse en solitario en venganza por haber sido excluido de la candidatura del PP en su región.

n todo caso, fueron el paro y la crisis económica los problemas que monopolizaron la campaña, y particularmente, los dos "cara a cara" televisivos entre González y Aznar, que se saldaron con una sorprendente victoria del líder del PP en el primero y de González en el segundo.

El PP trató de capitalizar electoralmente el "jueves negro", en el que coincidieron la tercera devaluación de la peseta, el aumento del paro por encima de 3,3 millones de parados y la subida del IPC, presentándolo como la prueba efinitiva del fracaso de la política económica socialista.

Sin embargo, sobre el papel, las soluciones ofrecidas por ambos son parecidas, tanto en lo que se refiere a combatir la recesión sin descuidar los desequilibrios de inflación y déficit, como a la conveniencia de un pacto social para salir de la crisis.

PSOE y PP también defienden una reforma laboral que introduzca el contrato de aprendizaje y potencie la movilidad geográfica y funcional, pero ni los socialistas ni los populares afirman esar dispuestos a liberalizar los despidos colectivos.

La propuesta popular más diferenciada del PSOE es la reducción de medio billón de gasto público en 1993, una medida que, según los socialistas, es impracticable sin recortar las pensiones u otras prestaciones sociales.

Otro rasgo novedoso de estas elecciones, sin duda provocado por lo ajustado del resultado, es el pronunciamiento público de los "ricos y famosos" en favor de sus opciones políticas preferidas.

Por el PSOE abogaron los actore Miguel Bosé y Antonio Banderas, el cantante Javier Gurruchaga y el humorista Miguel Gila; por el PP, la "vedette" Norma Duval, la atleta Sandra Myers y los escritores Fernando Arrabal y Fernando Sánchez Dragó; por Izquierda Unida, el cantante Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute y el escrito Francisco Umbral.

(SERVIMEDIA)
04 Jun 1993
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