Todos los grupos parlamentarios votaron a favor del dictamen, a excepción del PSOE, IU y el Grupo Mixto, que expresaron su oposición a los plazos previstos para poner en funcionamiento el nuevo modelo y al número de soldados inicialmente acordado.

De acuerdo con el dictamen, cuyo contenido no fue hoy alterado en absoluto respecto del texto aprobado en su día por la comisión, se establecen dos modelos para acceder a la futura tropa profesional, uno de los cuales consistirá n el compromiso del aspirante con el ejército por un plazo no superior al año y medio, y un segundo que doblará ese tiempo, que además podrá ser prorrogable.

Los ejes básicos del dictamen son el establecimiento de un ejército compuesto por un máximo de 170.000 efectivos (incluidos los cuadros de mando), el compromiso de profesionalizar por completo las Fuerzas Armadas el 1 de enero del año 2003 y la distribución presupuestaria al cincuenta por cien entre gastos de personal y de material.

FIN DE LA "ILI"

La principal conclusión, que más interesa a los jóvenes en edad próxima a cumplir el servicio militar obligatorio, es que la "mili" ya no será obligatoria a partir del día 1 de enero del 2002.

Esto significa que el último sorteo de reemplazo tendrá lugar en el otoño del año 2000, que permitirá la designación de destinos de los reemplazos que deberán prestar su servicio a lo largo del año 2001. En la práctica, no prestarán el servicio militar obligatorio todos los españoles que nacieron a parir del 1 de enero de 1983.

Durante el proceso de negociación política sobre el contenido del dictamen, a pesar de que CiU logró introducir algunas novedades respecto del texto inicialmente propuesto por los populares, como la posibilidad de reducir el número de soldados y marineros por debajo de los 120.000 propuestos, el PSOE e IU expresaron su rechazo absoluto.

El dictamen aprobado hoy por el Congreso deberá ser objeto de una segunda votación, pero en el Senado, que tendrá lugar la próxima semaa. Posteriormente, se trasladará al Gobierno para que éste lo devuelva al Parlamento en forma de proyecto de ley para su aprobación definitiva como Ley de Profesionalización de las Fuerzas Armadas.