Según los ecologistas, en la última recarga la central rellenó su núcleo con elementos combustibles de General Electric y del suministrador sueco SVEA.

Ecologistas en Acción mantiene que la mezcla de combustibles de distintos fabricantes agrava los problemas de seguridad que sufre la planta cuando procede a subir potencia tras efectuar una parada. Además, la organización afirma que estas anomalís no son siempre detectadas por los sistemas de instrumentación de la instalación.

Asimismo, asegura que existe relación entre las dificultades que afronta la instalación cuando acomete la subida de potencia y las rupturas de elementos combustibles que se produjeron en Cofrentes en 1990, 1991 y 1993.

Por este motivo, la organización ecologista consideró irresponsable la actitud de los responsables de la nuclear en el último arranque que realizó la central, tras finalizar los trabajos de recarga dl combustible, ya que denunció que intentaron "alcanzar cuanto antes la plena potencia con un núcleo lleno de problemas".

Para Ecologistas en Acción, este tipo de situaciones son una de las consecuencias negativas del nuevo marco legal que afecta a las compañías eléctricas, por entender que "los propietarios de las plantas están obsesionados con reducir costes para ampliar beneficios poniendo en riesgo incluso la seguridad".