La organización ecologista quiso evidenciar esta problemática a través de la frase ‘¿Cocinarías un lince ibérico o un oso pardo en una cena de Navidad?’, ya que en esta época del año vuelve a ser reclamo de comidas y festejos de lujo. Este comercio de lujo es “la razón principal” por la que no se han tomado medidas para salvar a la especie de la extinción, según apuntó.

Está prohibida su comercialización y la captura recreativa. Sin embargo, la semana pasada el Consejo de la UE de ministros de Pesca volvió a permitir su captura durante seis meses al año en el Atlántico incluyendo la época de migración. Algo similar a lo que ocurre en el Mediterráneo.

A ese respecto, 300 investigadoras e investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) demandaron la prohibición de cualquier aprovechamiento de la anguila europea y su comercialización. En este sentido, explicaron que, el seguir explotando una especie tan escasa asociada al lujo, como ocurrió con otras especies como el rinoceronte o el esturión, puede desembocar en la extinción.

Ecologistas en Acción dirigió tres demandas al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, y a la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. En ellas, reclamó la prohibición de la explotación de la anguila europea tanto en la cuenca cantábrica como en la mediterránea en todo su ciclo vital. Asimismo, pidió la inclusión de la especie en el catálogo español de especies amenazadas y que se pongan las medidas necesarias para posibilitar el tránsito de la especie por las cuencas altas de los ríos a través de presas y embalses.