Del total de jóvenes atendidos por los servicios municipales, 62 eran drogadictos que necesitaron de un programa de desintoxicación en los Centros de Atención a Drogadictos (CAD) y el resto, 1.146, eran menores de riesgo que no precisaron desintoxicación, pero sí someterse a planes de educativos para evitar que siguieran consumiendo y abusando de las drogas.

Además, el Plan Municipal contra las Drogas prestó servicios a 367 familias de adolescentes que habían o creían haber detectado una conducta inhabitual en sus hijos. De estos casos, el 80 por ciento podían solucionar el problema sin ayuda, mientras que en el otro 20 por ciento de los casos fue necesaria la intervención con los menores, que realmente presentaban problemas en el consumo de estupefacientes.

La responsable del plan explicó que muchas familias se alarman innecesariamente por el comportaminto de sus hijos al primer síntoma de conducta irregular, muchas veces propios de cualquier adolescente.

Nieves Herrero indicó que la adicción a las drogas entre los adolescentes no se produce de repente y que se tienen que dar un cúmulo de señales para pensar que un menor está metido de lleno en la drogadicción.

A su juicio, un adolescente que sufre este tipo de patología cambia su conducta habitual, gasta más dinero de lo normal, abandona sus hábitos de estudio, cambia de amistades y de ambients.

ENTRE LA ESPADA Y LA PARED

"Cuando los padres detectan este tipo de conductas, deben solicitar asesoramiento y no utilizar medidas coercitivas que pongan al adolescente entre la espada y la pared, tipo registros. Hay que darles confianza y cariño", explicó Herrero.

Subrayó también que hay datos positivos en el binomio jóven-drogas (incluyendo el consumo de alcohol) que indican que los adolescentes intentan cuidarse cada vez más entre ellos, dentro de su propio grupo, frente al alcohol y las astillas (drogas de diseño).

"Cada vez se preguntan con más tesón que hay detrás de ese juego de las drogas y buscan un consumo de menos riesgo. En poco tiempo, esta tendencia se consolidará y descenderá el consumo de estas nuevas drogas", puntualizó Nieves Herrero.

La jefa del Plan Municipal contra las Drogas insistió en que entre los 14 y los 18 años, el consumo que predomina es el de alcohol y cannabis.

Según la última encuesta realizada entre la población escolar, el 60 por ciento ha proado el alcohol, un 15,7 por ciento consume cannabis (fuma porros), el 1,5 por ciento ha esnifado cocaína, y un 2,2 por ciento consume éxtasis o drogas de diseño similares.