Salom denuncia una situación "poco conocida, pero claramente injusta, que ocurre en algunos ayuntamientos" donde no se pagan o se hace con muchoretraso, las cantidades correspondientes a la propiedad intelectual de las piezas que han patrocinado.

Tras explicar en su comunicado que los derechos de autor son la única retribución que recibe el dramaturgo o el compositor por su labor creativa, señala que es muy larga la lista de lo que les deben los ayuntamientos a la gran mayoría de los autores.

Dado que al dar a conocer un texto teatral se está utilizando algo que pertenece en propiedad a quien los escribió, Salom argumenta que es justo qu se satisfaga la parte de los ingresos por taquilla, o en su caso una cantidad previamente acordada, que le corresponde legalmente al creador.

"Los actores, directores y demás componentes de las compañías reciben sus emolumentos de la cantidad global, estipulada por el ayuntamiento para la función, igual que maquinistas, electricistas y acomodadores", explica Salom, "pero el autor no depende de dicha cantidad, sino que recibe únicamente sus derechos, que deben ser pagados por el empresario o entidad (n este caso el ayuntamiento) que lo organice".

Partiendo de la base de que el texto original es la base sobre la que se basa toda representación, el autor emplaza a los futuros ediles a que "no olviden ese pequeño detalle, que constituye un agravio comparativo para un colectivo que, con mayor o menor acierto, hace de la cultura teatral la razón de su vida".