Según estas organizaciones, en la ciudad dominicana de Dajabón, en la frontera entre los dos países, se pueden comprar niños haitianos por unos 80 euros. En algunos casos, los pequeños son secuestrados por los traficantes, pero muchas familias entregan a sus hijos con la esperanza de que puedan escapar de la pobreza que se vive en Haití.

Los traficantes aseguran a los padres que sus hijos serán acogidos por familias dominicanas que les educarán, pero en la mayoría de los casos acaban trabajando en el servicio doméstico, en la agricultura o mendigando y prostituyéndose para organizaciones mafiosas.

En un inforde de 2002, Unicef cifró en 2.500 el número de niños haitianos que se encontraban en esta situación en República Domicana, pero algunas ONG creen que la cifra podría estar cercana a los 5.000.

Según, el padre Pedro Ruquoy, que dirige un albergue para niños que han escapado de sus explotadores en la ciudad dominicana de Barahona, las autoridades dominicanas son cómplices de este tráfico, ya que no reconcen la existencia del delito, y aunque existe una ley contra el tráfico de seres humanos en el país, practicamente nunca se aplica.

Las compañías azucareras dominicanas también son responsables de esta situación, ya que compran a estos niños como mano de obra barata para el cultivo de la caña de azúcar.

"Como muchos países han cerrado las puertas a los haitianos, a éstos sólo les queda el recurso de buscar una vida mejor en un país un poco menos pobre que el suyo, como República Dominicana, donde la economía ya no puede funcionar sin ellos" subraya José Nuez, jefe del Servicio Jesuita de Refugiados en Santo Domingo.