El primero de los estudios examinó situaciones duras o conflictivas, como divorcios o muertes, que habían padecido las mujeres que tenían tumores benignos o malignos de mama. Este tipo de situaciones eran muy comunes, ya que al menos dos tercios de las mujeres habían padecido alguno de estos problemas en los cinco años previos al diagnóstico. Sin embargo estadísticamente, las mujeres que sufrían estrés no tenían más posibilidades de padecer cáncer de mama.

La segunda investigación examinó la actitud hacia el cáncer de unas 600 pacientes que estaban en la primera fase de la enfermedad, tratadas en el Hospital Real Marsden de Londres. Entre éstas, cerca de 166 mujeres fueron calificadas de "luchadoras", con una visión más positiva y animada. Esta actitud no afectó, sin embargo, al desarrollo del cáncer, dicen los investigadores.

En el único caso dnde el estado mental influyó en la enfermedad fue en las mujeres excesivamente negativas, que tenían menos probabilidades de sobrevivir. Según la doctora Molly Watson, directora de la investigación, "una posible explicación es que su actitud mental pueda minar su sistema inmunológico o afectar a las hormonas del estrés, lo que puede perjudicar su salud aún más". Otra teoría es que estas pacientes se sienten menos motivadas para cuidarse o buscar los mejores tratamientos para luchar contra el cáncer.

Abos estudios no han sido aceptados totalmente en Gran Bretaña, según informó la BBC. La profesora Amanda Ramírez, psiquiatra del Fondo Imperial para la Investigación del Cáncer, afirma que "nuestras investigaciones sugieren que las situaciones de estrés sí se asocian con un aumento del riesgo en el caso de la recurrencia de los tumores".