Pablo Mascareñas, responsable de las Campañas de Tóxicos de Greenpeace, afirmó a Servimedia que hay un gran volumen de tráfico de camiones en Doñana y "los conductores van por las carreteras comarcales a unas velocidades no permitidas, lo que supone un aumento del peligro de accidentes".

"Conducir por ahí es jugarse la vida", advirtió Mascareñas, "sobre todo, si lo haces en la carretera que va de Aznalcóllr a Sanlúcar La Mayor". Añadió que "se debe controlar más eficazmente el paso de estos vehículos y debemos extremar la prudencia".

Por su parte, Theo Oberhuber, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA), criticó la falta de medidas de seguridad en el traslado de los lodos, ya que "durante el trayecto los camiones producen una contaminación atmósferica que pone en peligro a las poblaciones más cercanas".

RECOGIDA MANUAL

Oberhuber recordó que los ecologisas han exigido desde el principio que la recogida de estos elementos contaminates se realice de forma manual y no por medio de maquinarias pesadas.

Asismimo, tanto Greenpeace como la CODA consideraron que la construcción de un muro que rodeará a Doñana es una "muestra clara" de que las Administraciones "no confían en retirar los lodos antes de la época de las lluvias".

"Sin embargo", agregaron, "la naturaleza no entiende de fronteras y ellos -el Ministerio de Medio Ambiente y la Junta de Andalucí- no ven la manigtud de la catástrofe que se avecina a Doñana".

Finalmente, los ecologistas señalaron que hasta el momento, y a pesar de las cifras optimistas de los Gobiernos andaluz y central, sólo se ha recogido entre el 20 y el 30% de los elementos contaminantes del vertido de la mina de Aznalcóllar.