Una de las jóvenes, de 14 años y llamada Marta, fue alcanzada por más de una treintena de perdigones de una escopeta de caza en la región cráneo-facial y tuvo que ser atendida en el Hospital Clínico.

Sobre las diez de la noche de ayer, cuatro muchachos, de entre 14 y 15 años, jugaban a la altura del número 140 de la calle Tembleque cuando oyeron una fuerte detonación, al tiempo que notaron los mpactos de perdigones en el suelo y en las piernas.

Uno de los menores afirmó que había visto a un vecino de la finca, al que conocían por el nombre de Manolo, ocultarse y cerrar la ventana de su domicilio, situado en la planta tercera del inmueble.

Según relató, minutos antes había pasado junto a ellos y les había insultado para que se marchasen de allí, porque le molestaba su presencia y sus juegos, en especial que uno de ellos manejase un monopatín.

Después de los disparos, otro vecino dela calle trasladó a Marta al centro sanitario, donde los médicos comprobaron que sufría un fuerte estrés y una sensación de inestabilidad. La joven sangraba por la región occipital, donde recibió el impacto de los perdigones, que no llegaron a penetrar en el cráneo.

Una vez denunciados los hechos, funcionarios de la comisaría de Cármenes acudieron al domicilio de Manuel Rodríguez y lo arrestaron. Al principio afirmó que tenía una escopeta, pero que no la guardaba en su casa por estar pasando la inspeción de armas que anualmente realiza la Guardia Civil.

Sin embargo, al ser trasladado a la dependencia policial cambió la primera versión y reconoció que tenía el arma en su casa, donde fue recogida por los agentes. Se trata de una "ego" del calibre 12, que el detenido posee legalmente.

Manuel Rodríguez, que carece de antecedentes policiales, negó haber disparado contra los jóvenes, según informó hoy la Jefatura Superior de Policía.