Un equipo de psicólogos dirigido por el doctor Dennis Molfese, de la Universidad Southern de Illinois (EEUU), registró la actividad cerebral de varios bebés a las 36 horas de nacer mientras escuchaban sonidos, y siguió controlando a ls niños hasta los ocho años.

Según el estudio, el comportamiento de las ondas cerebrales de los bebés que desarrollaron dislexia era diferente al de los menores que leían mejor, por lo que el doctor Molfese cree que el estudio apoya la tesis de que la dislexia surge, en parte, por dificultades auditivas tempranas.

El científico sugiere que a los bebés susceptibles de padecer dislexia se les podría implantar mecanismos que acentuaran las diferencias entre los sonidos, aunque esta idea es descartad por Rod Nicolson, especialista en dislexia de la Universidad de Sheffield (Gran Bretaña), porque causaría ansiedad a padres y niños.