En declaraciones a la revista "Perfiles", Fungairiño se lamenta, sin embargo, de las barreras arquitectónicas existentes en nuestro país, que limitan la movilidad de las pesonas discapacitadas.

Según el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, que sufrió un accidente de tráfico a los 19 años que le ha postrado en una silla de ruedas, el ser inválido no le ha supuesto una dificultad especial para ser fiscal, ni a la hora de hacer las oposiciones ni para dedicarse a su profesión, aunque sí ha requerido de ciertas adaptaciones, como por ejemplo para escribir a máquina.

"De hecho, el Consejo Fiscal o las autoridades pertinentes no han valorado mi discapacidad como impedimnto para el desarrollo de mi carrera, ni en el acceso a la Fiscalía ni, en su momento, para ser teniente fiscal o -ahora- fiscal jefe de la Audiencia. Tampoco me ha impedido ejercer mis funciones en causas de evidente relevancia, contra terroristas, contra los responsables del síndrome tóxico, etc.", asegura.

Fungairiño se muestra, no obstante, "un poco asombrado" por la repercusión que ha tenido su nombramiento, que, afirma, le parece exagerada, "pues hay mucha gente con minusvalía que cumple con su abor y desarrolla su profesión, todos los días, sin ningún eco".

El fiscal jefe agradece esa amabilidad, que, según dice, "anima mucho, porque muestra que la ciudadanía se da cuenta de que, a veces, los esfuerzos sirven para algo, y en tal sentido, mi caso puede haber contribuido a favorecer una percepción de la realidad más cercana a la normalidad".

Fungairiño considera, por el contrario, que la perspectiva arquitectónica y de movilidad para los discapacitadoes "es todavía muy negra", ya que en spaña "las barreras arquitectónicas se multiplican por doquier" y a pesar de que algunas se están suprimiendo, "el proceso es desesperadamente lento".

El fiscal jefe destaca que las barreras "son continuas, tremendas" para los discapacitados, ya que deben tener adaptadas sus viviendas o sus vehículos "o no puedes desarrollar una vida mínimamente normal".

"El metro se te niega, el autobús, el tren y el avión se te niegan, incluso se te niegan los paseos, porque los automóviles están sobre las acers, aprovechando los rebajes de bordillos que se han hecho presumiblemente para los minusválidos", afirma Fungairiño, quien insiste en que las barreras arquitectónicas están "en todas partes, incluso en la propia Audiencia".

"Existen tales limitaciones en los transportes que a menudo la única posibilidad es utilizar el coche propio, cuando uno puede acceder a un automóvil adaptado", indica el fiscal jefe, quien concluye diciendo que las barreras arquitectónicas son las que hoy más le preocupan, "pues ls otras, las barreras humanas, creo que por fortuna van desapareciendo progresivamente".