Bermúdez señaló a Radio Nacional que Rodríguez Vega llevaba sólo 48 horas en el centro, ya que procedía de la prisión de Almería. Durante el día de ayer, explicó, los funcionarios "n observan nada extraño, todo lo contrario. Hay cierta relación entre ellos y, en un momento dado, uno de los reclusos saca un pincho de pequeñas dimensiones y se lo clava a Rodríguez Vega, otro recluso saca otro pincho y también le agrede".

Agregó que el funcionario que se encontraba en el patio intentó parar la agresión, "no lo consigue porque le hacen frente, pide refuerzos, pero en ese momento las puñaladas ya le habían provocado la muerte a Rodríguez Vega".

El director del centro de reclusiónsalmantino afirmó que los agresores indicaron a los funcionarios que la agresión no se produjo por algún problema con la prisión "sino con él (Rodríguez Vega) directamente y que no nos metiéramos porque no teníamos opción de ningún tipo. Intentamos por todos los medios parar la agresión".

"Ellos (agresores) manifiestan que no podían pasear con una persona que había cometido estos delitos, es un código carcelario que ellos tienen muy arraigado y decidieron de manera exclusiva provocarle la muerte", añaió.

Según Bermúdez es cierto que los violadores no son bien vistos por sus compañeros en las cárceles y que "puede haber presión psicológica, pero no una agresión de este tipo". De hecho, Rodríguez Vega en sus 17 años de prisión nunca tuvo ningún incidente de este tipo.

José Antonio Rodríguez Vega fue condenado en 1998 a 440 años de cárcel por los asesinatos, abusos sexuales y hurtos de los que fueron víctimas 16 ancianas de Santander.