Marín celebró la semana pasada una ronda de conversaciones con todos los grupos parlamentarios tras la que anunció que presentaría a la Junta de Portavoces una propuesta de resolución que requerirá unanimidad para ser aprobada.

El encuentro que cerró la ronda, con el presidente del PP, Mariano Rajoy, no hizo sino confirmar las dificultades para consensuar una resolución que flexibilice el uso de las cuatro lenguas del Estado, en la línea del criterio que adoptó al inicio de la legislatura y que luego echó atrás por considerar que algunos grupos, en concreto ERC, intentaban sobrepasarlo.

Marín se dió el pasado mes de marzo un plazo de reflexión que culminará cuando presente su texto, previsiblemente después del Debate sobre el Estado de la Nación, y lo someta al visto bueno de todos los grupos, aunque fuentes cercanas a la Presidencia preven dificultades tanto del PP como de ERC.

El PP insiste en que existe un acuerdo con los socialistas en el sentido de que la reforma del Reglamento propiciará el uso del catalán, el euskera y el gallego en el Senado, como Cámara de representación territorial, pero en ningún caso en el Congreso.

COARTADA PARA UN FRACASO

El portavoz de ERC, Joan Tardá, en declaraciones a Servimedia, pidió al presidente del Congreso que no utilice a su grupo como "coartada" de su eventual fracaso en el logro de una decisión que permita un "mejor gobierno de la Cámara y rebajar el nivel de conflicto".

Aseguró que su grupo se dará por satisfecho si Marín decide retomar el criterio de flexibilidad que empleaba antes del 8 de febrero, por lo que advirtió de que "si le falla la unanimidad, es por el PP", el único grupo que se ha mostrado en contra de la utilización puntual de lenguas distintas al castellano.

Tardá quiso dejar claro, no obstante, que en manos de Marín sólo está la posibilidad de dar una respuesta "transitoria" a una reclamación que realizaron siete formaciones en Sitges, pero lo realmente importante es la consecución de "derechos", y eso sólo se puede hacer en el marco de la reforma del Reglamento.

En este sentido, emplazó al PSOE a aclarar "de una vez por todas si en el tema de las lenguas su compañero de baile somos nosotros o es el PP. Está en una encrucijada, y tiene que decidir si elige el camino de que las cuatro lenguas tengan las mismas garantías, siempre con prioridad del castellano como lengua de trabajo, o si toma la calle del PP para reducir la solución al Senado".

Concluyó que se trata de "dos procesos paralelos, y que no se encuentran en ningún punto", porque independientemente de los usos que aplique Marín en la Cámara Baja, el "nudo gorgiano está en el otro plano, en la reforma del Reglamento", y es ahí donde el PSOE debe retratarse y no aplicar "dormidina".