Esa es una de las conclusiones de la investigación exploradora realizada hace cinco años y actualizada con nuevas entrevistas a escolares or la Dirección General de Consumo, dependiente de la Consejería de Economía. Su título es "¿Cómo consumen?. Sociología del consumo infantil y experiencias educativas".

El trabajo comienza analizando el problema del dinero, "que surge como uno de los más importantes y a la vez más conflictivos, en relación con el consumo". Para los autores del estudio, los niños y niñas entrevistadas, "sin excepción alguna, consumen y gastan. Ni ellos ni ellas son, sin embargo, conscientes de la cantidad real de diner que gastan".

Tras precisar que el dinero que reciben los pequeños les viene en "muy diversas ocasiones" de diferentes maneras (festividades, cumpleaños, fin de curso, etc..), los investigadores de la CAM subrayan que "jamás existe una planificación previa de las entregas por parte de la personas mayores".

El estudio señala, asimismo, que los chicos y chicas de entre 10 y 14 años no conocen el valor del dinero, lo olvidan en cualquier parte y es "un juguete sin más utilidad que la de permitirles mitar a sus adultos, sobre todo entre los niños de las clases más acomodadas".

Por esa razón, por la diferencia de la conciencia del valor del dinero entre los distintos sectores económicos para cada edad, "es claro la importancia de la educación".

En opinión de los autores del trabajo, "el empacho consumista" de los niños se podría evitar, "solo con una educación en el esfuerzo y una clara información acerca de la lógica del dinero y de las consecuencias del consumo".

Los entrevistados señaan como objetos de necesidad aquellos "considerados imprescindibles para la propia supervivencia: alimentación, vivienda y vestido".

En cuanto a la ropa, el informe dice que "este es uno de los primeros territorios en los que niños y niñas pueden actuar independientemente. La mayoría elige la clase y el color, o al menos polemizan con sus madres sobre ello, de la prenda que necesitan".

Destaca el dato de la "uniformidad". "El comportamiento y los gustos de los niños entrevistados son, en el terreo de la moda, muy uniformes; no parece que varíen significativamente con el nivel económico".

A pesar de la "obsesión" por las marcas, los pequeños "casi nada saben de calidades, procesos de elaboración, materiales de confección", lo que les deja "sin defensa alguna en la compra de productos para vestir".

Sobre la alimentación, el libro indica que los niños y niñas "opinan con una soltura y seguridad absoluta sobre la comida, presionando sobre las personas mayores para obtener los platos de su prferencia".

A pesar de que los niños opinan sobre la comida, su idea de la alimentación es "muy vaga y poco fundamentada". Se orientan fundamentalmente por publicidad, las modas, los reclamos y los envoltorios, por lo que "en general desconocen el sentido de una alimentación sana y racional por no decir integral".

Para los técnicos de la Dirección General de Consumo, la alimentación y la compra se han mostrado en las experiencias escolares de consumo como uno de los más habituales y útiles a la hoa de inculcar en el alumnado una práctica consumista crítica y observadora.

Los pequeños, que identifican la publicidad "espontáneamente" con la televisión, pese a ser usuarios habituales de los servicos públicos (escuela, sanidad o transportes), desconocen hasta lo más elemental sobre su financiación y gestión.

En ese campo, el documento refleja que es necesario "fomentar entre los chicos y chicas una conciencia responsable en el uso de todo servicio o bien colectivo".

El mismo análisis de a CAM responde a la necesidad de "conocer en profundidad las caracteristicas de una realidad económica, social y cultural de alcance creciente cual es el consumo de bienes pot parte de los niños, niñas y adolescentes".