La causa última de esta dimisión, según explica Manos Unidos en un comunicado, radica en la decisión tomada por la Comisión Episcopal de Aposolado Seglar (CEAS) de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que altera radicalmente el proceso electoral abierto en Manos Unidas y que debe concluir con las elecciones a la presidencia que se celebrarán en asamblea el próximo día 27.

La CEAS ha decidido no dar el preceptivo visto bueno a cinco de las once candidatas propuestas por distintas delegaciones. Esta decisión, "sin justificación aparente alguna, significa el veto a las candidatas que más apoyos han recibido y que representan a la línea mayritaria de la institución".

Asimismo, Manos Unidas considera que la CEE, con esta decisión, ha vetado la posibilidad de una candidata representativa de la mayoría de la organización, y respaldada por ésta, que siguiera con la línea de trabajo de los últimos años.

Algunas de las personas afectadas y varias delegaciones han presentado con urgencia un recurso ante la propia CEAS solicitando una rectificación de una decisión sin precedentes que consideran "injusta e injustificada".

Esta decisiónde la CEE se produce, añade el escrito, apenas unos meses después de que ésta aprobase una modificación de los estatutos de Manos Unidas alterando la propuesta presentada por la gran mayoría de la organización, que contaba con el visto bueno de los propios representantes de la CEE.

Con estas dos últimas medidas la presidenta de Manos Unidas considera que "culmina un proceso de un creciente desacuerdo por parte de la CEE con las líneas de esta organización que hace imposible su continuidad en el cargoseguir sirviendo en el futuro a los fines de Manos Unidas con la misma eficacia -7.200 millones de pesetas de recaudación-, austeridad -unos gastos de administración que suponen sólo el 3,2% del presupuesto- y motivación -de los más de 4.500 voluntarios- con las que lo ha venido haciendo durante los últimos 41 años".