Quince de los heridos fueron atendidos por los servicios médicos de Renfe, mientras que otros cuatro tuvieron que ser trasladados a un centro hospitalario para ser curados.

Aunque aún se desconoce la causa exacta del accidente, ocurrido a primeras horas del día, la primera hipótesis apunta a un pequeño error de cálculo en la frenada, según fuentes de la compañía ferroviaria.

Las mismas fuentes indicaron que todos los trenes pasan antes de su salid una exhaustiva revisión técnica, que incluye la prueba del sistema de frenado.

Esta operación, cuya duración aproximada es de un cuarto de hora, fue superada en la noche de ayer con toda normalidad por el tren accidentado horas más tarde.

Según las primeras investigaciones, al producirse el choque el tren circulaba a 3 ó 4 kilómetros por hora, aunque el número de pasajaros lesionados fue elevado por encontrarse en ese momento de pie, retirando sus equipajes o esperando en los pasillos para desceder.

Renfe, que no abrirá ningún tipo de investigación especial, considera que no se habría producido ningún herido de haber permanecido los pasajeros sentados hasta el final del trayecto.

De los cuatro heridos que fueron ingresados en el hospital malagueño Carlos Haya, dos fueron sometidos a radiografías en el tabique nasal y un tercero en un dedo de la mano. El cuarto accidentado es el camarero del tren, que sufrió un fuerte golpe en la cabeza.