"Desde San Pablo a aquí", dijo, "Mujer es pecado y 'Eva' está presente en todas las culturas como responsable de todo. La Iglesia es, por tanto, la maxima responsable de haber transmitido la cultura machista imperante", sentenció Pérez del Campo.

En el mismo sentido, la representante feminista se refiió al dogma de "indisolubilidad del matrimonio" que, a su juicio, propicia los malos tratos porque las mujeres aguantan situaciones que en ocasiones las llevan hasta la muerte.

Ana María Pérez del Campo tuvo un recuerdo emocionado para las 91 mujeres que murieron el pasado año en España, a manos de sus maridos o compañeros, y para las 8 mujeres que en lo que va de año han corrido las misma suerte.

Tampoco olvidó a todas las mujeres que padecen la violencia psicológica y que "no exhiben sus ojos mrados" pero sufren insultos, vejaciones y amenazas, de consecuencias irreparables porque "hay mucho zulo doméstico".

"No se puede hablar de democracia y de un sistema justo cuando la sangría de mujeres en el mundo se cobra diez veces más de muertes que las víctimas del terrorismo. Vivimos en un sistema injusto, discriminatorio y patriarcal, donde la mujer es la paria de la sociedad moderna", subrayó Pérez del Campo.

INSEGURIDAD JURIDICA

La presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divociadas opinó que la inseguridad jurídica de las mujeres ante los malos tratos no es consecuencia de un vacío legal en el Código Penal u otras normas, sino de que los jueces no aplican la legislación existente.

"La figura del alejamiento está recogida en la legislación, pero los jueces no la aplican porque están enquistados en una estructura machista esterotipada", apostilló.

De acuerdo con las declaraciones de la dirigente feminista, el Gobierno español demuestra cierta preocupación por el tema d los malos tratos a las mujeres pero "lo está coordinando mal".

Desde su punto de vista, no es posible articular medidas contra la violencia doméstica sin hablar con las ONGs y, precisó: "de la misma forma que el Gobierno se sienta con los sindicatos para negociar reformas laborales, debe sentarse con el movimiento social femenino para luchar contra los malos tratos".

Sin embargo, se mostró confiada en que el tejido social organizado de mujeres forzará al Gobierno a "que se siente y hable". Ademá, en su intervención, dio un aviso al Ejecutivo y dijo que "espera que las creencias de quienes gobiernan no sean impuestas en un Estado aconfesional o pluriconfesional".