Dos de las víctimas, que han formulad sendas denuncias contra él, explicaron en sus declaraciones que, tras leer un periódico especializado en anuncios, acudieron por separado a una oficina de colocación situada en el número 45 de la Gran Vía.

El titular de la agencia, después de cobrarles 1.500 pesetas, les facilitó un número de teléfono a nombre de una tal señora Valle, que supuestamente necesitaba una empleada de hogar.

Tras llamar al teléfono indicado, las denunciantes comprobaron que fueron timadas: nadie conocía a la persona pr la que preguntaban ni se habían puesto en contacto con ninguna agencia de empleo. Además, la abonada de ese número de teléfono declaró que estaba recibiendo muchas llamadas de mujeres interesadas en lo mismo.

Cuando los agentes encargados del caso se trasladaron a la falsa agencia de colocación, únicamente encontraron allí a una secretaria, quien manifestó que, en el supuesto de reclamación, su jefe, Santiago Otero, le había prohibido devolver cantidad alguna de dinero.

Mientras los policías pemanecían en la oficina, otras tres mujeres acudieron a interesarse por la oferta de empleo.

Otero acudió a comisaría para declarar sobre los cargos en su contra y quedó en libertad bajo la obligación de comparecer ante la autoridad judicial. Tiene un antecedente policial por estafa en 1976.