Según explicaron fuentes de la brigada de la policía judicial de Tarragona, los motivos que llevaron a Marín a hacer creer que le habían secuestrado fueron los graves problemas económicos que sufría y las malas relaciones con su familia.

A pesar de la insistencia del empresario en explicar detalles sobre su presunto secuestro finalmente confesó la invención de los hechos y dijo que él mismo se ocupó de planearlo todo. Según indicó, dejó sus zapatos en el suelo y el coche, abierto y revuelto, aparcado en la calle Jaume I de Tarragona.

La policía encontró el vehículo delante de las últimas viviendas que había construido Marín en dicha calle. Cuando reapareció, el constructor dijo que le habían secuestrado en el moemnto en que iba a cobrar unas facturas de varios millones de pesetas.

Durante los tres días que permaneciófuera de casa, el empresario viajó en tren hacia Lérida y Zaragoza y posteriormente buscó trabajo en Madrid y Alicante.

La policía, que ya tenía indicios de que las circunstancias que rodearon este secuestro hacían pensar que era falso, descubrió que había mentido porque llevaba unos zapatos gastados que, según su primera versión, le habían dado los secuestradores pero en realidad eran suyas.