El cuerpo de Pablo Bravo fue hallado en medio de un charco de sangre en su domicilio por sus compañeros del colegio "La Inmaculada", en el que daba clases, que acudieron extrañados por su ausencia al centro durante algunos días.

Según la versión de la policía, la puerta de la vivienda de Pablo Bravo Gala, de 64 años, no presentaba ningún daño por actos violentos. En e interior no se observó desorden ni la falta de objeto alguno, por lo que la policía descartó el robo.

El teléfono estaba descolgado junto al cuerpo sin vida del profesor, que había comentado a sus compañeros que tenía unos ahorros que pensaba gastar en un viaje a Francia e Italia ese verano.

Las primeras investigaciones policiales se centraron en la posibilidad de que el asesino o asesinos pudieran ser personas conocidas por la víctima, e incluso se pensó en algún asunto sexual. Actualmente, la olicía mantiene en absoluta reserva el proceso de investigación hasta no esclarecer completamente el crimen.

Poco después del asesinato, funcionarios policiales detuvieron a algunos sospechosos que tras el interrogatorio quedaron en libertad. No obstante, la policía no cesó en la investigación, que se ha saldado con la detención de Salvador A. y Joseph E.