Según informó hoy la Dirección General de la Policía, Margarita J. pagó seis milones de pesetas a Francisco G. y a Moisés M. para que acabasen con la vida de sus esposo, debido a los malos tratos y a la infidelidad de los que se sentía víctima.

Los hechos se remontan a la madrugada del pasado 9 de febrero, cuando Margarita J. permitió la entrada en su vivienda a los detenidos, a los que les proporcionó un martillo de carpintero. Francisco G. y Moisés M. se dirigieron al dormitorio en el que descansaba Juan G., al que propinaron un fuerte golpe en la cabeza. Acto seguido, los jóvnes fueron a la habitación contigua y manifestaron a la esposa de la víctima que el "trabajo" había sido realizado.

Según el testimonio de los detenidos, instantes después escucharon unos gemidos de Juan G., por lo que acudieron de nuevo al dormitorio y comprobaron que éste se incorporaba con dificultad y caminaba hacia ellos con el martillo clavado en la cabeza. Margarita H. les ordenó que remataran a su marido, lo que hizo uno de los arrestados, propinando a la víctima varios golpes en la cabeza hasa ocasionar su muerte.

El cadáver de Juan G. fue envuelto en dos bolsas de plástico que fueron cubiertas con una cortina y cinta aislante. Realizada esta operación se fueron a dormir a sus respectivos domicilios. Al día siguiente, día 10, el cuerpo sin vida de Juan G. fue trasladado en el vehículo de su esposa hasta un vertedero, donde le prendieron fuego.

Ese mismo día, una dotación del 091 descubrió en las inmediaciones de una casa semiderruída -próxima a la autopista de Alicante- los restos deun cadáver completamente carbonizado que correspondían a un varón.

INSPECCION OCULAR

En la inspección ocular realizada por la policía de Alicante se econtraron entre las cenizas un cristal cuadrado y la caja de un reloj con su numeración, ganchos de cortina y restos de tela quemados.

Paralelamente, el pasado día 18 el director de una entidad bancaria denunció que un cliente suyo estaba siendo extorsionado por personas desconocidas que exigían la entrega de seis millones de pesetas o, en caso cotrario, causarían graves daños a su hija y nietos.

El cliente, ajeno a los hechos, es el padre de Margarita J. y reside en Salamanca. A instancias de su hija, se trasladó a Alicante y consiguió un préstamo de 3 millones de pesetas para hacer frente a la extorsión. La mujer relató a su padre que sospechaba que su marido pudiera ser el autor de las amenazas.

La policía indentificó el cadáver a través del establecimiento donde Juan G. adquirió su reloj. Además, las pesquisas policiales sobre la espoa de la víctima comenzaron a tomar cuerpo al comprobar que ésta había faltado al trabajo los días 9 y 10 de febrero, cuando se produjeron los hechos. En el vertedero también fueron halladas rodadura del vehículo de Margarita J., así como restos de cortinas y ganchos sueltos que adornaban su vivienda.

En el registro practicado en la vivienda familiar, la policía encontró cinta aislante igual a la utilizada en el traslado del cadáver. Además, en el garaje estaban escondidas parte de las cortinas que utiizó el matrimonio en una anterior vivienda y que coinciden con los restos pegados al cadáver, así como los ganchos utilizados para colgarla.

En el transcurso de la investigación, Margarita negó en todo momento su participación en los hechos. Sin embargo, ante la evidencia de las pruebas acumuladas, relató como se había producido el asesinato de su marido.

En sus manifestaciones, señaló que su esposo le era infiel con otra mujer, que era objeto de malos tratos físicos y psíquicos desde hacía vario años. Ultimamente no percibía dinero alguno de su marido viéndose obligada a trabajar como limpiadora. Ante esta situación comenzó a "maquinar" hacer desaparecer a su marido.

Margarita conoció a Moisés M. durante el traslado de muebles a su nueva vivienda y le propuso acabar con la vida de su marido. La esposa de Juan G. entregó una primera cantidad de 100.000 pesetas a Moisés, quién concertó con su amigo Francisco G. para realizar el crimen.