André D.V. era el encargado del Departamento de Compras del Ejército del citado país, interviniendo en la adquisición de diverso armamento y materia militar y apropiándose en las operaciones comerciales, mediante estafa y sobornos, de más de dos mil millones de pesetas.

Cuando fue descubierto por las autoridades belgas huyó del país y se refugió en la Costa del Sol, donde fue intensamente buscado por la policía española.

La justicia de aquel país había cursado una orden internacional de detención a efectos de su extradición, hecho sobre el que ya trabaja la Comisaría de Marbella.

Este comandante belga está oficialmente acusado de los deitos de falsificación, uso de documentos falsificados, corrupción activa y pasiva de funcionarios del Gobierno y estafa.