El "zulo" consistía en un agujero de 1,30 metros de alto por 1,30 de ancho, al que se accedía levantando una tapa metálica colocada en el suelo de una de las habitaciones de la casa. El secuestrado tuvo que permanecer en este lugar en cuclillas o sentado, debido a la estrechez del habitáculo.

Según informó hoy la Dirección General de la Policía, el motivo del secuestro fue una deuda que la víctima había contraído con el constructor cordobés David M.G. Al no conseguir cobrar la cantidad impagada, éste contrató al eslovaco Jaroslav S. para que cometiera el secuestro. A cambio de sus servicios le prometió la compraventa de una finca, cuyo precio en el mercado era de unos 300.000 euros, por la mitad de esa cantidad.

Jaroslav S., en compañía de los españoles Pedro P.M. y Miguel A.P., concertó telefónicamente una cita con Jesús R.G. Tras acudir a la misma, le obligaron a introducirse en los asientos traseros de su propia furgoneta, donde le colocaron un pasamontañas para evitar que pudiera reconocer el lugar al que lo trasladaban.

MALOS TRATOS

El sitio elegido para su cautiverio era una finca con olivar situada en la sierra, entre Montoro y Villa del Río, propiedad del constructor que encargó el secuestro. Allí fue encerrado en el "zulo" y maltratado física y psicológicamente.

Tras varios intentos para que entregase la cantidad que debía, y al manifestar en repetidas ocasiones que no disponía de dinero en efectivo y que se ofrecía a pagar la deuda contraída en especie (material de obra), Jaroslav S. recibió de David M. la orden de no aceptar esa oferta y de seguir "apretándole fuerte". Incluso le dijo que no dudase en"quitarlo de enmedio" si era necesario. Sin embargo, el eslovaco dejó en libertad al retenido en la carretera entre Montoro y Adamuz, tras comprometerse al pago de la deuda.

Las investigaciones policiales se iniciaron a raíz de la denuncia formulada en la comisaría de Policía de Córdoba por los familiares del desaparecido, que manifestaron su preocupación ante la posibilidad de que le hubiera ocurrido algo.

Los policías conocieron a través de sus gestiones que Jesús R.G., empresario de la construcción residente en Córdoba, había contraído una deuda importante con una empresa dedicada al suministro de estructuras metálicas. A partir de este momento se estrechó el cerco policial contra el instigador y los autores materiales del secuestro, que finalmente fueron arrestados.