La operación comenzó en Melilla, donde los agentes detuvieron a 12 personas y se incautaron de numerosa documentación, un vehículo, 188.000 pesetas y 2 millones de francos marroquíes.

La banda introducía de forma clandestina a los inmigrantes en Melilla y posteriormente desde esta ciudad eran conducidos a la península, a bordo de un buque correo.

Cada inmigrante que contrataba los servicios de esta organización debía pagar un cantidad aproximada de 500.000 pesetas.

En Almería, la Guardia Civil detuvo a cuatro personas de nacionalidad marroquí, miembros de otra organización dedicada al secuestro y extorsión de diez compatriotas que fueron liberados.

Las personas eran interceptadas en las costas peninsulares y trasladadas hasta diferentes naves, en las que permanecían hasta el momento en que los familiares realizaban el pago. En esta ocasión la cantidad de dinero exigida para la liberación del secuestrado podía alcanza las 300.000 pesetas.