La joven, natural de Pontevedra, dio a luz en unaclínica de Barcelona el pasado 27 de febrero, y cuatro días más tarde dejó a su hijo en Zaragoza, indicaron las mismas fuentes. Un vecino de esta ciudad encontró al recién nacido en un portal y comunicó los hechos a la Jefatura de Policía, que inició las investigaciones.

Las únicas pistas disponibles eran que el bebé sufría una ligera parálisis facial en el lado izquierdo y que su cordón umbilical aún estaba cerrado por unas pinzas de las que habitualmente se usan para comprimirlo.

La policía aveiguó que ese tipo de pinzas sólo eran usadas y distribuídas en centros sanitarios de Barcelona y su área metropolitana. Uno de los hospitales, cuyo nombre no fue facilitado, confirmó finalmente que la joven había dado a luz el 27 de febrero a un niño cuya descripción correspondía a la del bebé abandonado.

El centro facilitó a la policía la dirección de la madre, que correspondía a un hostal de la calle Mallorca de Barcelona, aunque después se comprobó que ya no se alojaba en el mismo desde hacía vario días y fue localizada en el de la calle Major de Gràcia.