El director general de Eusko Trenbideak, José Ramón Albizuri, presentó su dimisión, mientras que el director general adjunto y el director de Recursos Humanos y Organización fueron cesads en sus funciones al considerar que las causas del accidente fueron debidas a la alta velocidad del tren.

El informe realizado por al empresa de ferrocarriles vascos indica que la velocidad del convoy era de 69 kilómetros/hora en la curva del barrio de Azitain de Eibar, cuando lo permitido es 40 kilómetros/hora.

Además, señala que no se utilizó el freno de emergencia y que el revisor del tren se encontraba en la cabina, a pesar de estar prohibido. Todas estas circunstancias están siendo investigdas por el instructor del expediente para determinar las acciones oportunas, que podrían llegar al despido del maquinista y del agente del tren.

El maquinista de dicha unidad, Juan Saavedra, según la empresa, había sufrido dos accidentes anteriores, el primero en 1980, cuando era guardaagujas en la estación donostiarra de Herrera, y otro en 1992, al rebasar una señal en rojo en la estación de Loyola.

Tras dichos accidentes, la empresa tomó "las acciones oportunas", aunque, según indicó García Cañbano, "son actuaciones que están especificadas en el convenio laboral y las decisiones que se toman se hacen desde la Dirección de Personal".