Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía de Madrid, se trata de dos ciudadanos chinos que hacinaban en los talleres a numerosos compatriotas, a los que obligaban a trabajar largas jornadas en condiciones infrahumanas.

Cuando se produjo la intervención policial, en el taller de la calle Joaquín Martínez Borreguero había 6 trabajadores, tres de ellos indocumentados. El local tenían 18 máquinas para tareas de confección y en el mismo habitáculo se encontraban la cocina, los servicios y un pequeño espacio que hacía las veces de dormitorio.

Similar panorama encontraron los agentes en el taller de la calle Santiago Estévez, donde en el momento de la intervención policial trabajaban 21 personas, 8 de ellas indocumentadas. En el local, de unos 70 metros cuadrados, había 24 máquinas textiles (de coser, remachadoras, planchadoras, etc.) y en él trabajaban, comían y pernoctaban los trabajadores explotados.

Los responsables de los dos talleres fueron detenidos por un presunto delito contra los derechos de los trabajadores y ya han pasado a disposición judicial, mientras que las 11 personas no documentadas fueron trasladadas a comisaría, donde se incoaron los correspondientes expedientes de expulsión.