El descubrimiento se produjo por la curiosidad de una productora británica de la BBC que participaba en un documental sobre cocodrilos de agua salada en Australia. Jill Fullerton Smith se sorprendió de que los animales se pelearan todo el rato, causándose terribles heridas, pero sin que éstas se infectaran.

Entonces decidió tomar muestras de sangre de los animales, que sometió al examen de un especialista nortamericano. Cada componente de la sangre fue probado contra las bacterias comunes y uno de ellos llegó, incluso, a hacerlas desaparecer.

Ese componente, bautizado como "crocodillin", es un péptido, un agente químico natural hecho a base de aminoácidos, capaces de destruir las bacterias penetrando sus membranas.

Estos antibióticos naturales no dañan las células normales, por lo que pueden ser útiles como medicamentos, pero todavía hay un largo camino de investigación hasta que puedan comprarse "píloras de cocodrilo", según los expertos.