La desconvocatoria fue decidida en una reunión que los sindicalistas mantuvieron esta mañana con la dirección de personal de la empresa, a fin de seguir negociando "sin crispaciones" el conveio y la recolocación de los trabajadores excedentes.

Matesanz señaló que UGT es consciente de que Campsa "no es una fábrica de tornillos", por lo que su deseo es evitar los problemas que los paros en la compañía generan para una mayoría de ciudadanos.

El dirigente ugetista destacó, no obstante, que exigirán la recolocación de los empleados excedentes de Campsa y que su sindicato cifra entre 1.000 y 1.200 trabajadores, en empresas del grupo Repsol.

Para que el sindicato acepte el acuerdo de rcolocación de excedentes que provocará la segregación de Campsa, Matesanz dijo que deberá contar con el aval del presidente de la empresa, José Luis Díaz-Fernández, además de que lo ratifique el grupo petrolero del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH).

En su opinión, esta es la principal dificultad para llegar a un acuerdo, ya que la diferencia salarial entre lo que ofrece la empresa y la reivindicación de UGT es de medio punto. La dirección concede una subida del 6,5 por ciento, mientras que UGTreclama un 7 por cien.

Además, Matesanz resaltó la buena disposición de su sindicato para llegar a un acuerdo que aleje el "fantasma" del desabastecimiento de las gasolineras en el inicio de las vacaciones del verano.

La decisión de UGT se produce después de que la pasada semana CCOO acordará firmar un acuerdo con la compañía; pacto que no alcanzó el respaldo de la mayoría de los trabajadores, que votaron un referendum con un resultado de 30 votos en contra.

No obstante, fuentes de la direccón de la compañía aseguraron a Servimedia que la convocatoria de huelga por parte de UGT seguía preocupando a la dirección, ya que el sindicato socialista tiene una representatividad de seis delegados en Campsa, frente a cinco de UGT y uno de la Confederación de Trabajadores Independientes (CTI).