Hasta el momento se han desarticulado cuatro de estos lugares, que ofrecían sus servicios a la comunidad china, según informó en una nota la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

La investigación ha sido llevada a cabo por el Grupo 5º de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación de Madrid.

Los agentes iniciaron las gestiones el pasado diciembre, al tener conocimiento de que un número importante de personas, naturales de China, acudían a consultas de médicos compatriotas, que además las proveían de medicamentos, también fabricados en ese país asiático.

Pronto averiguaron, además, que el número de lugares en Madrid donde se llevaban a cabo esas prácticas clandestinas podría rondar la media docena y que se ejercía medicina general y de familia, pediatría, ginecología y otorrinolaringología, enfermedades de transmisión sexual, colocar DIU, etc.

De igual modo, en alguna de esas clínicas clandestinas se anunciaba la realización de abortos en fase embrionaria, según se desprende de las investigaciones

El siguiente paso fue consultar a las autoridades sanitarias españolas acerca de la existencia o no de autorizaciones y licencias de aquellos locales para realizar esas actividades, en los que los supuestos médicos exhibían diplomas de "medicos naturistas".

Los agentes se pusieron en contacto con la Consejería madrileña de Sanidad y Consumo y el Servicio de Inspección de Centros y Servicios Sanitarios, el Colegio de Médicos, de Madrid, la Inspección Provincial de Trabajo y Convalidaciones y Homologaciones del Ministerio de Educación y Ciencia.

Con toda la información obtenida, los investigadores determinaron la existencia de al menos 7 ciudadanos chinos, que ejercían como médicos en estos pisos, carentes de autorización para realizar cualquier actividad sanitaria en España.

Por añadidura, las condiciones higiénico-sanitarias en las que desarrollaban esos trabajos eran deplorables y los pacientes corrían riesgo real de contraer enfermedades infectocontagiosas, según la Policía.

Las pesquisas también pusieron al descubierto que la basura biológica eran tratada como normal.En la publicidad, los falsos médicos se anunciaban como titulados y alguno llevaba más de 3 años en ejercicio.

El siguiente paso, para el que se contó con la colaboración de las instituciones aludidas, fue localizar las clínicas clandestinas, comprobar su actividad y localizar pacientes-víctimas de esos lugares. Con autorización judicial, los policías han llevado a cabo cuatro registros, en los que se han corroborado las sospechas que dieron lugar a esta investigación.

Las clínicas precintadas están ubicadas en la calle Embajadores, donde se detuvo a Changzong B., de 49 años; dos clínicas en el paseo de las Delicias, uno de ellos una pensión, lugares en los que se arrestó a Aiyin Z., nacida en 1958; Jiangui Z.G., de 64, y Shuying W., nacida en 1943, y otra en la calle Gabriel Usera, donde se detuvo a Biao H., de40, y Zixia F., de 34.

En este último lugar, habían instalado un sistema de seguridad: una cámara filmaba la entrada de las personas al portal y alguien lo veía en una cámara desde el interior del piso.

ABORTOS LUCRATIVOS

En lo relativo a la práctica de abortos, se ha intervenido instrumental adecuado para esta intervención y una ingente cantidad de medicamentos abortivos.

El lucrativo negocio que habían montado estos falsos médicos les ha permitido ser propietarios de los pisos en los que llevaban a cabo sus prácticas. Les han intervenido, además, 28.000 euros.

En cuanto a las titulaciones,ninguno ha mostrado documento alguno que le faculte para ejercer la medicina. Uno de ellos, que ejercía en el piso de Gabriel Usera, mostró como única acreditación una declaración jurada ante notario, traducida, en la que figuraba que había aprendido desde niño con su padre. En otro se exhibía un gran certificado de la Asociación de Médicos Naturistas.

La investigación continúa abierta, pues la Policía sospecha de la existencia de otras clínicas clandestinas y falsos facultativos, que ejercen en la comunidad china actividades similares a las ahora detectadas.

Todos los detenidos se hallaban regularizados en España aunque su permiso para trabajar era, lógicamente, en otros sectores, ya que carecían de titulación. En concreto, los arrestados en Gabriel Usera estaban autorizados como planchador de mano y operadora de máquina.

En cuanto a los pacientes-víctimas, fueron localizados en la consulta o llegaron durante la intervención policial. Muchos de ellos en situación irregular, habían sido captados por su precaria situación económica, lo que los llevaba a aceptar la atención supuestamente médica con total ausencia de sistemas de desinfección y esterilización, sin seguridad alguna.

En tal sentido, los investigadores subrayan que corrían un riesgo real de contagio de enfermedades como sida y hepatitis, ya que, a la falta de asepsia se unía, además, el tratamiento de los residuos sanitarios como basura doméstica.