El suceso se inició a medianoche, cuando en el taller de fibra de vidrio en el que trabajan algunos presos se produjo un pequeño incendio que hizo disparar las alarmas. En ese momento se puso en marcha el dispositivo previsto en este caso, procediendo al traslado de 350 reclusos (un tercio de los internos), hasta cuyas celdas llegaba el humo provocado por el fuego.

La rápida intervención de los bomberos sofocó el incendio. Sin embago, cuando todo parecía volver a la normalidad, se produjo una explosión en el mismo taller que, en esta ocasión, sí ocasionó un incendio de importante envergadura que obligó a los bomberos a actuar hasta las cinco de la madrugada.

Aunque se desconocen oficialmente las causas de ambos incendios, todo hace indicar, según las fuentes informantes, que el primero de ellos tuvo su origen en una sustancia química que se encuentra en un recipiente a una determinada temperatura para poder ser empleada al día iguiente.

La explosión posterior podría tener su origen en el calentamiento del ambiente en el taller, que alteró otras sustancias, como la resina o el poliuretano.

Los responsables de la prisión, a la que se traslado anoche el director general de Prisiones, Angel Yuste, se encuentran evaluando los daños, que aún no han sido cuantificados.