Fuentes policiales informaron a Servimedia de que los expertos en desactivación lograron inutilizar el mecanismo que estaba preparado para hacer estallar entre 50 y 60 kilogramos de explosivo situados en el maletero del vehículo.

El coche, que estaba estacionado en la esquina norte del aparcamento principal, era un Peugeot 405 robado con matrícula de Madrid.

La operación se desarrolló a partir de las siete y media de la mañana, cuando se recibieron varias llamadas en San Sebastián que alertaban de la colocación del coche-bomba.

Desde la hora del aviso, las fuerzas policiales se dedicaron a inspeccionar el aeropuerto malagueño, hasta que localizaron un vehículo sospechoso, que fue acordonado para que lo revisasen los expertos.

Los artificieros encargados de la desactivación procederon a producir varias explosiones controladas sobre el coche-bomba, destinadas a abrir el vehículo y proceder a la inutilización del artefacto explosivo.