Así lo recoge en un informe de 63 páginas titulado "Muertes de bandera blanca: los homicidios de civiles palestinos durante la Operación Plomo Fundido", basado en investigaciones sobre el terreno de siete lugares donde hubo ataques en Gaza y que recoge pruebas balísticas, registros médicos de las víctimas y entrevistas con varios testigos.

HRW asegura que las Fuerzas de Defensa de Israel han rehusado reunirse en varias ocasiones con miembros de esta organización para examinar estos casos.

En este sentido, pide al Ejercito israelí que realice investigaciones "creíbles y a fondo" sobre estas muertes para "hacer frente a la cultura de la impunidad".

El director adjunto de HRW en Oriente Medio, Joe Stork, afirma que "estos casos necesitan investigaciones exhaustivas e independientes", y acusó a los militares israelíes de desarrollar "una táctica obstruccionista ante las pruebas de que sus soldados mataron a civiles agitando banderas blancas en zonas donde no había combatientes palestinos".

HRW recordó que estos 11 civiles muertos y ocho heridos comprenden una pequeña parte de los más de 1.100 civiles y combatientes palestinos muertos durante la "Operación Plomo Fundido", desarrollada en los pasados meses de diciembre y enero.

Además, recalcó que Israel culpó en su momento a Hamás de la muerte de civiles palestinos en Gaza, al acusar a este último grupo de luchar en zonas pobladas y utilizar a civiles como "escudos humanos".

Sin embargo, HRW afirma en su informe que no encontró pruebas de que estas 11 víctimas civiles fueran utilizadas como escudos humanos por combatientes palestinos, de manera que los soldados israelíes no tomaron las precauciones posibles para distinguir entre civiles y combatientes antes de abrir fuego, de acuerdo con las leyes de la guerra.