Los ecologistas sostienen que el embalse destruirá un ecosistema de gran valor ecológico, arrasará veintitrés kilómetros de bosque de ribera y anegará cientos de hectáreas de bosque de robles.

Además, mantienen que afectaría a un área que acoge una importante población de nutrias, de cigüeña negra, de lince y de lobo ibérico.

Asimismo, ambas organizaciones califican de bochornosa la declaración de ipacto ambiental del proyecto, ya que aseguran que sólo tiene en cuenta la opinión de la Confederación Hidrográfica del Duero.

Finalmente, consideran que el embalse no es necesario, puesto que afirman que las necesidades de consumo son pequeñas y no está previsto crear nuevos regadíos en la zona.